Centros de Profesores

El presente proyecto de formación pretende abordar una de las necesidades prioritarias que la Consejería de Educación y Universidades recoge en la Resolución de 11 de agosto de 2016. Se trata de mejorar la competencia profesional del docente, educando las competencias emocionales y cognitivas necesarias para la gestión del fracaso y el desarrollo de la creatividad.

La gestión del fracaso es un enfoque novedoso, que desde hace poco tiempo se ha empezado a abordar en algunos foros institucionales y profesionales. En épocas de crisis y carencias resulta fundamental aprender a optimizar los recursos limitados y a resolver favorablemente posibles situaciones de fracaso y de frustración profesional. En una sociedad en la que por todos lados nos llegan historias de triunfadores, innovadores que de la nada han llegado a ganar mucho dinero, a alcanzar fama, a tener éxito… nos olvidamos de preguntar qué hizo que llegaran hasta ahí, infravalorando el esfuerzo necesario y los “fracasos” sufridos hasta alcanzar la meta. Admiramos a las personas que tras una iniciativa desastrosa vuelven a intentarlo con mayor ahínco, preguntándonos cómo lo consiguen, cómo evitan que el miedo a volver a fracasar les paralice.En las culturas donde la innovación está a la orden del día y se produce de manera natural y continua, la visión del fracaso o del error como oportunidad de aprendizaje es crucial.

Diversos estudios han demostrado que la manera en que los niños y jóvenes aprenden a enfrentarse a las dificultades y a sus propios errores, es crucial en el desarrollo de habilidades y capacidades tan importantes como la creatividad, la perseverancia, el liderazgo o la resolución de problemas. Y está íntimamente ligado a aspectos como la tolerancia a la frustración o la resiliencia, que facilitan el desarrollo de la persona hasta llegar a la edad adulta de una manera más positiva, siendo las personas que los tienen en mayor medida, aquellas que poseen mejores habilidades para afrontar los problemas y dificultades que se encuentran a su paso. 

1. Fomentar la concepción del fracaso como una fase dentro del proceso de aprendizaje.
2. Mejorar la gestión emocional y desarrollar la resiliencia.
3. Manejar estrategias y actividades que faciliten la creación de un entorno. educativo que estimule y desarrolle el potencial creativo y la adecuada gestión del error de los alumnos.
4. Identificar los talentos y fortalezas de los docentes como elemento potenciador de la de sus alumnos.

1. El talento y su desarrollo.
2. La creatividad, un músculo que puede ejercitarse.
3. El miedo al fracaso como inhibidor del potencial creativo y la expresión del talento.
4. El error como fase del proceso de aprendizaje. El poder del aún.